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33 13.08.2021 ELLAS.pa Un equipo multidisciplinario verifica el peso, la agilidad de vuelo, la agresividad sexual y hasta la mortalidad de los insectos aquí producidos. único lugar enelmundodonde seproducenmoscas estériles del gusano barrenador empezó en la dé- cada de 1990 con la firma de un acuerdo que creó la Comisión Panamá-Estados Unidos para la Erradi- caciónyPrevencióndelGusanoBarrenadordelGa- nado, Copeg. Uno de los objetivos era construir en Panamá la planta de reproducción de insectos es- térilesmásmodernade todas. EnEstadosUnidos y luego enMéxico hubo plantas de este tipo. A través deacuerdosyuntrabajoenconjuntoentrepaísesse logró erradicar la plaga de toda Norteamérica y Centroamérica. Panamá, con lasmoscas estériles que produce desde 2006, mantiene la barre- ra biológica en Darién. Todas las sema- nas los aviones de Copeg dispersan mi- llones de moscas. En Sudamérica el gu- sano no se ha logrado erradicar. Como Copeg es una misión interna- cional, cuenta con dos directores, uno por cadapaís.Actualmente sonEnrique Samudio, por Panamá, yVanessaDellis, por Estados Unidos. Vanessa Dellis se mudó a Panamá en 2018 y tiene 20 años de trabajar con el Departamento de Agricultura de EstadosUnidos. Es ella quien recibe al equipo de re- vista Ellas enlaplantadeCopeg, queenjuliodeeste añocumplió15años. “Esunaquinceañera”,diceDe- llis sonriendo. A ella, desde pequeña, siempre le gustó la vida en el campo y entre los animales. En la gira por las instalaciones nos acompaña un equipo de mujeres líderes de Copeg: la científica PamelaPhillips,quienllevadécadasestudiandoal gusano y es la directora ejecutiva; la veterinaria Janina Subía, jefa de epidemiología; y Rosemery Bethancourt, jefa de dieta. La comisión se enor- gullece de poder decir que entre sus líderes hay una importante representación demujeres. La planta está catalogada en un nivel II de bio- seguridad; el máximo nivel es IV. En el lugar, don- desedebeusarcasco, serespiraeseairepropiode los laboratorios. Rosemary Bethancourt es responsable de un departamento concentrado en ha- cer lamezcla de comida perfecta pa- ra las larvas, una que imita la carne de un mamífero y hasta su tempera- tura. Es una combinación de leche, sangre, huevo y fibra, la mayoría en polvo, y que se almacena en grandes tanques en una formidable bodega. Y es que la planta tiene una capaci- dad de producir hasta 120 millones demoscas por semana, según indica Copeg en su páginaweb. Constantemente, técnicos y cien- tíficosobservan las larvasparaversi no hay que corregir la dieta. ¿Se mueven bien sobre el sustrato? ¿Pa- rece que se están ahogando? Unequipomultidisciplinarioverifica el peso, la agilidad de vuelo, la agresividad sexual y hasta la mortalidadde los insectos aquí producidos. El ob- jetivo es sacar de allí una mosca de la mejor ca- lidadposible, confirma laDra. Phillips, cuyocasco Ella es la jefa de epidemiolo- gía en Copeg. Janina Subía se graduó de veterinaria en una época en que pocas mu- jeres, en Panamá, elegían esa profesión, así que le tocó ganarse el respeto de quie- nes no creían que una mujer podía hacer ese trabajo. Comenta que el programa contra el gusano barrenador se ganó el respeto de los productores cuando estos empezaron a ver el efecto positivo en el ganado. La res- puesta constante y rápida que dan a las llamadas de los productores también genera confianza. Este trabajo no se detuvo ni siquiera en la pan- demia. JANINA SUBÍA Jefa de epidemiología EL USO DE LA MOSCA ESTÉRIL ES CONSIDERADA UN ARMA BIOLÓGICA. TAMBIÉN SE PRUEBA CON OTRAS PLAGAS COMO LA MOSCA DE LA FRUTA.

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