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34 28.05.2021 ELLAS ENTRE NOS Envía tus inquietudes y preguntas a: [email protected] DEL DIARIO DE MAMÁ NY ES NY JULIETA DE DIEGO DE FÁBREGA C omo parte de nuestra gira “visita-nietos” hemos llegado a New Jersey. La tropa que antes vivíaenSeattle sehamudadoparaes- te ladodelpaís.EldestinoesdistintoaChar- leston, pero, por supuesto, que cadauno tie- ne su encanto. Estar enNewJersey le da a uno la opor- tunidaddeescaparsea lagranmanzana,queapesarde lo difícil que lo ha pasado en el año de pandemia, sigue siendoNewYork por siempre. Uno toma su tren y en treinta y cinco o cuarenta minutos llega a Penn Station, sale de los túneles y res- pira hondo para captar aquel aire viciado que tanto se ama. Luce diferente la ciudad porque las aceras alber- gan un porcentaje reducido de los peatones que antes las llenabany, aunquemuchoscomerciosnohanvuelto a suvidade antes, se las hanarregladopara sobrevivir. A los restaurantes les han autorizado “robarse” peda- citos de calle o aceras para colocar unos parapetos te- chados en los que unas cuatro o cinco mesas (aunque dependiendode la localidadpuedensermás)permiten ubicar comensales en exteriores. Nueva York es una ciudad que uno ama u odia, con ellanohaytérminosmediosycuandoseamael amores “a pesar de todo”. Es triste verla con todos los teatros deBroadway cerrados, el ballet y la ópera en espera de mejores tiempos, los museos abiertos, pero solo con aforo limitado e incluso el graciosísimomini zoológico de Central Park restringido para quienes reservan su cupo para un horario específico. Sin embargo, sus parques siempre tienen espacio para“unomás”y lagente loaprovecha.El climaenesta época puede ser traicionero pues, así como hoy ama- nece soleado y fresquito, mañana amanece soleado y calientísimo, pero jamás a un panameño le ha moles- tado el calor. Conocemos de eso perfectamente bien y sabemos vivir con altas temperaturas sin que se nos funda el cerebro. En esta ciudad la mayoría de la gente usa su mas- carilla incluso en exteriores, a pesar de que no es obli- gación, y se me ocurre que debe ser porque todavía tienen muy vivo y latente el susto de una nueva ola de Covid que vuelva a paralizar la ciudad, algo que, ob- viamente, nadie quiere que ocurra. No puedo evitar pensar enmi adorada Panamá y sueño con que ocurre un milagro que produce cientos de miles de vacunas para que nuestros ciudadanos que siempre han sido muy responsables con el tema de vacunación puedan contar con la protección que les permita recuperar al- go de normalidad en sus vidas. Y también sueño quemientras llegue esemomento la gente entienda que nadie cuida a nadie. Es uno mis- mo quien debe hacer propias las medidas de protec- ción, evitar reuniones y fiestas innecesarias, pues tiempo y espacio para ambas habrá para los vivos, so- lamente para los vivos. Todos queremos ver el fin de estahorrorosapandemiay lociertoesqueseacercaen lamedidaenqueentendamosquecadacontagioquese evita nos pone un paso adelante. Sueño también que el gobierno se deja ayudar en el proceso de vacunación y que sea cierta la afirmación que escuché hace varias semanas en una conferencia deprensaenlaquemanifestaronqueautorizaríanalas empresas a importar y pagar vacunas para sus cola- boradores y los familiares de éstos. ¡Sueño tantas co- sas! “ Nueva York es una ciudad que uno ama u odia, con ella no hay términos medios y cuando se ama el amor es “a pesar de todo” ”

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