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32 28.08.2020 HOLA ZOOM JULIETA DE DIEGO DE FÁBREGA H oyes jueves20deagostoyayer, porprimeravez, dicté lo que podría llamarse una conferencia en regla utilizando la plataforma Zoom. La había usado antes, pero para conversaciones entre amigas, para el cursito de cocina que comparto con mis nietas los sábados, en fin, para asuntos más infor- males. Esta vez la cosa iba en serio. El Club Unión me invitó a dictar una charla de cuarenta y cinco minutos sobre el Ca- mino de Santiago. Les confieso que algún gusanillo se me albergó en el estómago. Resultaque la conferencia eradenoche yyahabíaapren- dido yo -gracias a la entrevista que me hicieron como parte delasactividadesdelaSinagogaKol-ShearithIsrael-quelas luces de casa no son suficientes por lo que se deben añadir otras fuentes. Estudié un poco el asunto y compré un par de lámparas que resultaron una excelente opción. Por otro lado, seme antojaba dictar la conferencia de pie pues me parecía que peregrina sentada no era apropiado, así es que también necesitaba el sonido adecuado. Desde las primeras clases con mis nietas había compro- bado que pormás que amemi computadora y crea que es la bomba, su sonido para transmitir no es suficiente así es que hace un tiempo ya, había comprado una camarita de esas que vienen con sumicrófono integrado e igual que las luces, ella, aunque modesta me ha quedado a la altura de la libra esterlina. Bien, ceroyvandos.Ahora faltaba lapresentación.Osea, no es que faltaba, faltaba, como quien no la ha escrito, sino que faltaba una forma eficaz de presentarla al público ‘zoomvidente’. Yame conocen, soy terca. Muy terca y cuan- do algo se me mete entre ceja y ceja… ¡Oh, Dios! ¡Sálvese quien pueda! Tenía un monitor externo para computadora que me había regalado mi esposo para mi cumpleaños de… confieso…el añopasado yque seguía en sucajapues cuando medi cuentaqueno teníani cámarani sonido, decidí queeso no servía. Bueno, sirve y mucho. Pido disculpas por mi ne- cedad. Claro, ahora que tengo camarita conmicrófono… salió el dichosomonitorde lacaja. Faltaba lograrqueel Powerpoint apareciera en ambas pantallas y, no solo eso, sino que apa- recieracondistintascaras.Enelmonitorgrandedesdedon- de yo estaría viendo la presentación debía salir con las notas para recordarme cualquier detalle que escapara a mi memoria mientras que en el que se presentara a los asistentes las notas estarían ocultas. Me pasé varios días -con sus noches- deambulando porGoogle, YouTubey todos esosdestinos en losqueuno pregunta y generalmente alguien contesta. Muchas ve- ces no entiendo ni papa de lo queme dicen, otrasme apa- rece algo que resuelve, pero que nunca más vuelvo a en- contrarporquenosécómo lleguéa la informaciónyasí va la cosa. Nuevamente, la insistencia -que en mi universo es la forma bonita de apodar la terquedad- rindió sus frutos y ya estando en la gatera encontré la instrucción, la prac- tiqué y me salió. La practiqué mucho y con todo y eso al momento de coordinar con el departamento de tecno- logíadel Club tuveunpar deminutos de angustiaporque no aparecía la susodicha instrucción. Al final, todo en or- den. Tanto los organizadores como yo teníamos toda suerte de respaldos, ellos con varias computadoras co- nectadas y yo la mía, la de mi esposo -expertísimo en Zoom- ymi celular por si acaso se caía el Internet. Gracias a Dios, y seguramente al Apóstol Santiago, todo transcurriósincontratiemposy laconferencia llegó a feliz término. ¡Uff! Y yo, de creídaypetulan- te juro y perjuro que soy una experta en Zoom. Ya me bajarán de la nube. Por los si- guientes quince minu- tos disfrutaré del éxi- to.MuchogustoZoom, un placer haber traba- jado contigo. DEL DIARIO DE MAMÁ ELLAS ENTRE NOS Envía tus inquietudes y preguntas a: [email protected]

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