ellas_2022_06_24

8 24.06.2022 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas Y‘ JUST LIKE THAT’… …ENCONTRÉ UNA BUENA PELÍCULA. SARITA ESSES Las películas son como naves. Algunastepermitenvisitarelpasado, pero esa es una travesía que muchas veces no me entusiasmarealizar. Enmásdeunaocasiónel remake deunacintahasidounpisotónqueaplasta implacable la magia de la original. Algunassecuelaste ilusionancon lapromesa de reconectarte con personajes queridos, verel desenlacedetemas inconclusos o explorar nuevos argumentos. Sin embargo, terminandestrozándolos. Eso fue lo que me pasó con la anticipada serie And just like that, que recoge las historias de Carrie Bradshaw y compañía, 18 años después de haber concluido SexandtheCity. No voy a pretender que esta era una serie para puritanos. Las aventuras diarias y amorosas del cuarteto eran irreverentes, escandalosas y divertidas. Pero nada me preparó para el festival de perdiciónque supusoparamí la secuela: una mujer casada que se involucra en una relación lésbica, unaniñaquedecidequetal vez es niño, la noción de que los progenitoresdebenapadrinar los trastornosde sus hijos, e insinuar racismo, donde no lo hay, sonalgunoselementosde latrama. Elentretenimientosehaconvertidoen una formanotansutil denormalizar todo aquelloqueestátorcidoenelmundo.Yasí fue que, just like that, cancelé mi recién adquiridasuscripciónaHBOMax. Por eso, no tenía expectativas conTop Gun. De hecho, ni sabía que 35 años después de haber surcado los cielos a toda velocidad,TomCruiseregresabaensupapel estelar de Pete "Maverick" Mitchell, hasta que la maquinaria publicitaria me pusoal tanto. La fui a ver hace unos días. Me encantó. Desde que inició con los acordes musicales de la banda sonora original, gocé cada momento de la cinta. Lo acredité al argumento, losactores,susinterpretaciones, y el guiñonostálgico a los años demi adolescencia,cuandovi laprimerapelícula en el cine Ópera. Recordé que mi hermana menor tenía un poster en nuestro cuartodeTomCruise,ysiempredecíaque se ibaacasarconél. Peromientrasbajaba lasescalerasa la salida del cine, una vez concluida la película, caí en cuenta de algo: acababa de disfrutar unaproducciónentretenida, sana, sin vulgaridad, pornografía, ni ningún elementoen lacadavezmás larga listade causas liberales -algoquehoyendíani siquiera se puede decir de las películas de Disney. Con decirles queme llamó la atención que en el filme, el país enemigo que los pilotos de TopGun tenían que confrontar, ni siquiera tenía nombre. Pudieron llamarlo Rusia, China, Kazajistán, o inventarle uno. Pero quedó como un rival anónimo, algo queme pareció un buen detalle. Elentendimientodequeaúnesposible que los estudios cinematográficos realicen una producción taquillera, aclamada por lacríticayentretenida, sinutilizarningún ingrediente que me provoque un sabor rancio, me dio felicidad, al menos por ahora.

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