ellas_2022_05_27

6 27.05.2022 [email protected] @cafeconteclas SENTADA EN EL TAXI PIENSO QUE OJALÁ ME PUDIERA QUEDAR. SARITA ESSES Mis maletas ya están en el taxi y no me quiero ir. El auto empieza a andar, llevándome, pero mis ojos se quedan sobreelbalcóndel 1-C. El apartamentoestávacíoymi corazón goteamelancolía. Ochomil kilómetros nos separaban hace unos días, y ahora estoy a punto de alargar nuevamente la distancia entre los dos. Vine a visitar ami hijo, mi chaval, quien está estudiando desde hace unosmeses en el exterior. Cuandonos abrazamos frente al portóndesucasa,medi cuenta de cuánto lo extrañaba. Cien videollamadas no pueden igualar estar frente a frente en el mundo real. Me dio su cama y él durmió en el sofá, y por los siguientes días, pasé de ser la jefa de nuestra casa, a ser su invitada. Fue una estancia fascinante y reveladora. Como madre, alientas a tus hijos a que vuelenpor su cuenta.Perocuandolohacen, experimentas una mezcla de orgullo y un poco de resistencia, al sentir un espacio vacío bajo tus alas. Ensuapartamento, el primero desuvidaadulta, descubroqueel único espejo es el del baño y que hay solo un tamaño de toallas. Los hombres y sus practicidades. Aun así, prevalece el orden y me sorprende ver su ropa, en el closet, limpia y ordenada. Una despensamodestaalbergaNutellaypastas, ymearrepientodeno haberle traído sus platos favoritos desdemi casa. Losdíaspasaronmuyrápido,y aunque no pude convencerlo de que me acompañara a explorar los museos de la ciudad, recorrimos juntos las calles de su nueva casa, conocí a sus amigos y pasamos juntos tiempo de calidad. Sentada en el taxi, recuerdo las lágrimas que lloré cuando se fue, y ahora mis ojos se nublan porqueme quisiera quedar. CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa

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