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34 29.10.2021 ELLAS ENTRE NOS Envía tus inquietudes y preguntas a: [email protected] DEL DIARIO DE MAMÁ AQUÍ JULIETA DE DIEGO DE FÁBREGA M e asomo al mundo y no me gusta lo que veo. En Europa varios países, que han flexibilizado susmedidas de conten- ción de la pandemia, ven un repun- tedenuevas variantesdel Covid-19 que encuentran la forma de infil- trarse de forma rápida y efectiva. EnCanarias, hayunvolcánquenos muestra como debió ser la erup- cióndelVesubioy ladestrucciónde Pompeya. Es realmente espeluz- nante ver las imágenes de los ríos de lava que, desafiando las predic- ciones, optanporcambiardecurso y arrasar con barrios enteros. En Panamá, ¿qué les puedo con- tar? Todos sabemos que aquí no hay quién cierre la puerta. El sis- tema educativo estatal está conge- lado sin que nadie ofrezca una ra- zón verdaderamente válida, ex- cepto, quizás, que somos rehenes demaestros y profesores que hace muchos años dejaronde interesar- se pormejorar la educación. Misma situación tenemos en el Seguro Social, en la red vial, en la rendición de cuentas por actos de dudosa ejecución y ni hablar de la Asamblea pues no habría espacio ni tiempopara listar lo que allí ocu- rre. Para disminuir el sufrimiento queocasionavercomolosrecursos económicos y humanos son mal- versados al extremo, a veces ente- rramos la ilusión con que llegamos a la democracia en 1989. Noscuesta trabajocontar losen- frentamientos bélicos alrededor del mundo, las hambrunas, la des- trucción. Son tantos y tan terribles que a veces optamos por hacernos de la vista gorda. Nodigoque sea lo correcto, pero enfrentar tanto su- frimiento abre un hueco en la boca del estómago. Me considero una persona opti- mista. Mi primer impulso ante la mayoría de las crisis es buscar el beneficio a futuro que se puede ob- tener de cada una, pero no niego que hay días como hoy que he te- nido que abandonar los noticieros porque el panorama es sombrío por decir lomenos. Contabilizo los años que he vivi- do y concluyo que llevo más de la mitad del camino recorrido, pero veoamisnietos,queapenasempie- zanlacarrera, yamishijos,quevan subiendo la cuesta, y no puedome- nos que preocuparme. Preocupar- me porque no quisiera que se con- tagiaran de las enfermedades que aquejan a la humanidad, y no me refiero al Covid-19. Peor que cualquier virus es pro- gramar a una población para que dependa del asistencialismo gu- bernamental en lugar de aspirar a la autosuperación que produce re- cibir una educación de calidad. Peor es dar a entender que con vio- lencia se pueden resolver los con- flictos, peor es institucionalizar el juega vivo como modus vivendi, peores todo loquesehaconvertido en el pan nuestro de cada día. Y, seamoshonestos, lasdesigual- dades en nuestro país nacen de la falta de acceso que tiene el grueso de la población a las herramientas que le permitirían salir de su igno- ranciaergodelapobreza.Yveocon pánico como se apalea a la clase media, esa constituida por quienes con su propio esfuerzo se educa- ron, superaron su condición origi- naria y accedieron a uno o varios escalones más allá de la misma. A esaclasemediaquequiereofrecer- les a sus hijos más y mejores opor- tunidades. Ojo, no cosas, oportuni- dades, porque lo cierto es que solo seaprecia loquese lograconelpro- pio esfuerzo. Como les dije, he decidido que hoy me voy a dar unas vacaciones de las noticias locales o mundiales pues son apenas las siete de la ma- ñana y ya tengo ganas de llorar. “ Preocuparme porque no quisiera que se contagiaran de las enfermedades que aquejan a la humanidad, y no me refiero al Covid-19. ” YAHORA

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