ellas_2021_09_10

10 10.09.2021 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas VEO BIEN, GRACIAS NO HACE FALTA ANUNCIAR LO QUE ES OBVIO. SARITA ESSES L o que voy a decir a continua- ción va a sorprender a mu- chos.Aalgunostalvezlesvaa parecer insólito, peroaquí va: todas laspersonasenelmun- do tienen un espejo, por más chiquitito que sea, en su casa. Apar- te, casi toda latotalidadde larazahu- mana tienedosojosen lapartesupe- rior de su cabeza y, la mayoría del tiempo, funcionan. Por eso, no hace falta, repito, NO HACE FALTA, manifestarle a otros cosas que resultan obvias. ¿Viste que tu amiga regresó de la playa con lamarca de sus lentes tatuada por el sol en su cara? Ella ya lo sabía desde anoche, antes de que se fuera a dor- mir, y lo reconfirmó esta mañana cuando se fue a cepillar los dientes. No cometas el error de la persona que me dijo “Sarita, ¡te insolaste!”, cierto día en que me cocinó el sol. “¿En serio?”, me provocó contestar- le. “Miraquepensabaqueel ardor in- soportableque sientoenmi cara, ex- tremidades y espalda se debe a que tengosúperpoderesycreí quehabía kriptonitaporaquí cerca, enalgúnla- do…". Hay quienes han desarrollado la capacidad de decir lo que se les ocu- rra, sin embudo, colador ni filtro. Nunca percibí este fenómeno más que ahora, en que me estoy dejando las canas. Lagentequemeve, ¿pien- sa que no tengo espejo? ¿Qué me volví daltónica?¿Queseagotómi co- lor de tinte? Haceunassemanas lleguéal salón de belleza, feliz como una perdiz. Una conocida me recibió con un “Ay, ¿viniste a teñirte?”. No, no fui a te- ñirme. Fui a hacerme un blower nor- malito. Pero si estaba tan interesada en saber, muy bien podía esperar y ver sin preguntar… Pero en este tema nada me sor- prende, desde el día que alguien me escribiópor Instagramque las canas me harían ver “más vieja que tu ma- má”. ¿Quénecesidadhaydedecir al- goasí y tirar undardodoble: amima- má, que se ve regia siempre, y amí? No me animen ni compadezcan, que estos comentarios no me afec- tan ni me ofenden. Yo sé que mi ca- bello ahora mismo parece como si una caja de temperas explotó sobre mi cabeza, con hebras en todos los colores. ¡Puedo ver y me doy cuenta de eso! Pero estoy enfocada en un objetivo, y llegar a ese punto es un proceso que toma tiempo, tiempo que estoy dispuesta a esperar. Al fi- nal, todo va a estar bien. Y si no está bien, es porque no es el final. Puedo lidiar con eso. Lo que me trastorna más son las personas que hacen co- mentarios fuera de lugar. Hay dos motivos por las cuales ocurre eso: porque sonmal intencio- nadas o porque no tienen tacto. No puedohacermuchoporaquellasque entran en la primera categoría, pero a las otras, les voy a sugerir un truco que nunca falla: si no tienen algo bueno que decir, no digan nada. Y si les cuesta mucho hacer eso, canten, silbeno algo. Las palabras son poderosas. Aun- que no escondan malicia, tienen el poder de lastimar. Si nos ponemos a ver, tal vez esa es la razón por la que fuimos creados con dos ojos y una sola boca: para ver más, analizar bien y hablar un pocomenos.

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