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10 13.08.2021 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas EL HUBIERA MIENTE ASÍ QUE NO LE HAGAN CASO. SARITA ESSES E scuché una pequeña historia, que no porgraciosa, dejadesercierta. Esteseñor, llamémosloRafael, había salido con una chica muy simpática cuando era joven, pero de adulto se ca- só con otra mujer. Cierto día, años des- pués, se encontró a su antiguo amor en una piz- zería, almorzando con su esposo e hijos, y le lla- mó la atención lo bien parecidos que eran sus muchachos.Todossonrientes,consumejorropa dominguera, compartiendo ñoquis y berenjena en torno a la mesa… parecían una familia de re- vista. Rafael le comentó al amigo con el que estaba: “Simehubieracasadoconella, ¡miraquéguapos hubieran sido mis hijos!”. Hay que tener mucha confianza, camaradería -o la lengua desconec- tadadel cerebro-, paracontestar como lohizosu amigo, quien le respondió: “Tiene hijos guapos, porque se casó con el otro. Se hubiera casado contigo, y hubieran tenido hijosmedio feítos co- mo tú”. No sé si este caso específico pasó en la vida real, o si alguien sacaría un comentario así de su boca. Porque pensarlo, no tengo duda de que es algoque todoshacemos, de formacontinuaysin tregua. Al entretener estos pensamientos en nuestra mente, compramos un boleto de prime- ra clase en un Concorde imaginario al maravi- llosomundo del hubiera. En ese universo utópico, no solo tenemos hijos bellos, sino un marido que les haga juego. Un título en la carrera de nuestros sueños y un trabajo que pagamuchomejor que el que ahora poseemos. El dinero rinde, porque está bien administra- do. Nunca tenemos que alzar la voz, porque te- nemos a nuestros esposos instruidos y los niños bieneducados.Además,estamosflacas, conuna salud óptima, porque nos alimentamos con lo quemejor nos conviene y no con lo quemás nos tienta. Admítanlo: esta es una travesía que recorre- mos todos los días. Pero adivinen: las decisiones que tomamos son las que tenemos y por eso de- bemos concentrarnos enellas, ynopermitir que el hubiera nos distraiga con susmentiras. De eso trataba la charla que escuché del ra- bino Joey Haber, quien sostiene que el hubiera nos desvía demovernos hacia adelante. “Puedes retorcerte con los hubiera. No te preocupes pensando en si tomaste la decisión correcta. Preocúpateenconvertir tudecisiónen la correcta, enhacer que funcione”, afirma. Es como cuando aceptas un nuevo puesto de trabajo. No has ni llegado al primer día y ya em- piezas a rumiar las dudas de si debiste esperar, escoger otroempleo, pedir otro salario, solicitar mejores beneficios. “Debes salir de esa menta- lidad, y de pensar ‘me equivoqué”, sostiene, ya que a menudo, cuando pensamos en lo que hu- bierapasado, soloreemplazamosuncomponen- te y no todo el panorama –como en la historia de Rafael. No puedes cambiar un pedazo del rompeca- bezas de tu vida y pretender que todo lo demás se mantenga igual. Si reemplazas una sola co- sita, quién sabe qué hubiera pasado en verdad.

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