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27 11.06.2021 ELLAS ENTRE NOS Envía tus inquietudes y preguntas a: [email protected] DEL DIA LAS HORAS CHIQUITAS JULIETA DE DIEGO DE FÁBREGA H ay ciertas cosas que, por costumbre, ha- cemos de una forma u otra sin jamás pre- guntarnosporqué.Ocurrequederepente, sinprevioaviso,aunoselealbergaunapre- guntaneciaenel cocoysequedarondando hasta quién sabe cuándo. Estome ocurrióhace unos días con ciertas horas de día y les voy a soltar el interrogante a ver si alguno de ustedes me ayuda a resolverlo. Empiezo con las ma- ñanas. Cuando queremos referirnos a las horas más tempranas del día hablamos de “las mañanitas”. Así pues, cuando nos caemos de la cama entre cinco y seis de lamañana decimos que empezamos a rondar por la casa desde la mañanita; o que salimos a caminar en la mañanita, oquenoscolamosuncafédemañanitaoque escuchamos cantar al gallo. Seguro a ustedes se le es- tán ocurriendo muchas otras instancias de asuntos que se resuelven en lamañanita. Siéntanse en libertad de compartirlas. En contraposición, si el evento ocurre al final de la tarde, digamos entre cinco y siete, decimos que es “en la tardecita”. ¿Vencomoes lacosa?Lasprimerashoras de la mañana son “la mañanita”, pero “la tardecita” se refierealasúltimasdelatarde. ¿Quiéndecidióesto?No tengo la más remota idea. La tarde es otra cosa com- pletamente diferente. La tarde esmás ruda, más seca, más para completar lo que se empezó en la mañana. Ojo, que no en lamañanita. Al entrarenlanoche, volvemosalmismopatrónque usamos en la mañana y resulta que el principio de la noche es “la nochecita”. No sé, digamos que, de siete a ocho, por poner un marco de referencia. Entonces cuando un amigo te llama amediamañana cuando es- tás más enredada que una manguera de patio con asuntos de trabajo le dices que lo vuelves a llamar en la nochecita. Gracioso ¿cierto? Son irrelevantes la procedencia de estos diminuti- vos y su corrección o falta de ella, así los hemos usado por montones de años y, seguramente, los seguiremos usando de la misma forma hasta el fin de los tiempos porque, sea como sea, su pronunciación lleva cierto grado de ternura implícito y ninguno de nosotros que- rríavivirsinella.Niyo,quetengounapeleaviejaconlos diminutivos que solo la sobrepasa la que tengo con los adjetivos. Yo sé que deben estar pensando que a santo de qué me he inventado esta especie de trabalenguas de las horas del día. No les puedo contestar porque yomisma no lo sé. Los términos aparecieronunamañanita enmi cabeza mientras desayunaba y la curiosidad se me ha quedado revoloteando comome suele ocurrir conmu- chas cosas. Por ejemplo, este artículo lo estoy escribiendo de mañanita que es la hora en que mejor me funciona el cerebro… aunque a veces lo siento lúcido en la madru- gada, pero esa es otra hora completamente diferente y notienenadaqueverconloqueestoyhablandoaquí.Es más, lamadrugadaesunahoragrande, adulta, privada completamente de la ternura de las mencionadas an- teriormente.Masnohayquemenospreciarlapuesmu- chas veces es la hora de las grandes inspiraciones. Porelmomento losdejoconestospensamientospa- raque tengan tiempode confeccionar sus listas con las cosas que hacen en las horas chiquitas. “ Aunque a veces lo siento lúcido en la madrugada, pero esa es otra hora completamente diferente y no tiene nada que ver con lo que estoy hablando aquí ”

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