ellas_2021_06_11
10 11.06.2021 CAFÉ CON TECLA ELLAS.pa
[email protected] @cafeconteclas SARITA ESSES V iajéportodoslosañosdemivi- daescolarcomosi cadagrado fueraunagalaxia.Nosécómo en todaesa travesíano llegóa mis manos un ejemplar de El Principito. Fueenmi primer semestreestudiando en la USMA que la profesora Berna nos asignó su lectura, y si bienal iniciomepa- reció que ya estábamos grandes para su- mergirnos en las páginas de un libro que termina en un diminutivo, muchas de sus lecciones fueron la resina quemoldeómi filosofía. Hay una en particular que me acom- pañasiempre: lahistoriade losbaobabs. “En el planeta del Principito había, co- moen todos los planetas, hierbas buenas yhierbasmalas.Yhabíasemillasterribles, como las del baobab”, narra en la obra el protagonista.“Elsuelodelplanetaestáin- festadodeellas.Siunbaobabnosearran- ca a tiempo, no haymanera de desemba- razarsedeélmás tarde; cubre todoel pla- neta y lo perfora con sus raíces”. Estame parecióunaformaextremadamentepoé- ticadeexplicarlosproblemas,yporquées convenienteresolverloscuandoestánto- davía encapsulados, su potencial para destruir aún sindesatar. En fin, esmás fá- cil descartar una semilla que derribar un árbol. Y tal como advirtió el Principito, si un planetaesdemasiadopequeñoy losbao- babs sonnumerosos, loharán estallar. En elcasodePanamá, losbaobabsextienden kilométricassus ramas, comotentáculos. Tenemosmontonesdesemillasgermi- nando salvajemente, arrasando con todo loqueyacefrágilmenteencima.Nuestros baobabssonlacorrupciónindomableque aqueja todos los escaños de nuestra so- ciedad. De cara al último escándalo que nos bofeteó en los últimos días, quedé com- pungida al concluir que no hay nada im- polutoennuestropaís. Nos gusta apuntar nuestros dedos ha- cia arriba, pero la realidad es que el juega vivoesunproblemaqueenvileceagober- nantes y gobernados. Es un virus que in- fecta todo loque toca. Yal igual que cual- quiervicio,mientrashayaquienloalimen- te y quien lo consuma, va a ser imposible quedesaparezca. La corrupción es vacunarte cuando aún no te toca; es mandarle un Yappy al guardia de tránsito que te detuvo en un retén; esaceptarunpuestoparael queno tienes la capacidad, pero sí los contactos. Esnoaportar a tupaís, porqueesmáscó- modoquetupaístecargue.Corrupciónes quedarte callado cuando deberías de- nunciar, hablar y gritar, tan alto que tiem- ble latierra, perono lohaces, porqueven- diste tu silencio o tal vez es más conve- nientecallar. La verdadera desgracia de lo que vivi- mosahoranosonlasrepercusionesinme- diatas,sinotodoloquevaadesencadenar. ¿Aquiénlevaaquedarganasdehacer las cosasbien, cuandovemostodoelmalque abundaynostraga?Enunmardebasura, llegaremosaguindarnosdeloqueseacon tal denoahogarnos… Ya estamos tarde para descartar las semillas del baobab. Estamos demasiado débiles para talarlo, pero si no hacemos algo con agilidad y contundencia, en 100 años seguiremos viendo las consecuen- ciasamargasdeunmalquenosupimosni siquierapodar. LA HISTORIA DE LOS BAOBABS SI EL PRINCIPITO VIERA LO QUE SUCEDE EN PANAMÁ…
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