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10 30.04.2021 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas UNA LECCIÓN EN CALLE 50 PODEMOS APRENDER ALGO EN CADA METRO DEL CAMINO. SARITA ESSES E l premio anhelado iba sobre su regazo. Sus dedos, como garras, lo aseguraban. Ga- briel había completado el re- to y lo llevé a la farmacia a comprar el incentivo que le habíaprometidoporcumplir21díasse- guidosdelectura. Ya íbamos de regreso a la casa, él contento y yo aliviada. Estábamos echando cuentos en el carro, y distraí- da comome encontraba con su relato, mepercatéunpoco tardedeque la luz del semáforo se había tornado amari- lla. Frenéde formaunpocoabrupta, lo suficientepara sentir el olor del timón, yextendímibrazoderechosobreelpe- chodeGabriel, instintivamente. “Mami, o sea, no te agarres de mí”, exclamómi pequeñonarcisista. “Mi amor, noteestoyagarrando”, le contesté con una sonrisa indignada. “Puse mi brazo para protegerte a ti y evitarquetefuerashaciaadelantecon el frenazo”. Poco después se iluminó la luz ver- de y avancé. Peromientras giraba a la derecha desde la calle 50, mi procesa- dor interno fue dándole forma a una interroganteenmi cabeza. ¿Qué tan confiado puede ser un ni- ño, como para pensar lo que pensómi hijo? ¿No pudo ver que estaba tratan- dodeayudarloaél ynoderesguardar- me a mí? ¿Acaso no es obvio? ¿No se diocuentadequesinopongomibrazo, sepudohabergolpeado? OK, nole ibaapasarnada.Yonoiba a velocidad y el frenazo no fue tan brusco, pero es el concepto lo que cuenta. En todos los pasos que voy dando con mis ojos abiertos por la vida, voy recogiendofloresymetomoel tiempo de olerlas. ¿Y saben qué concluí?Que a veces podemos ser tan petulantes como un niño. Cuando la vida nos fre- na o retiene, reprochamos injusta- mente, sin tratar de entender que nos está haciendo el favor de evitar que nosdemosdefrente.

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