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10 26.03.2021 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas SARITA ESSES ENSORDECEDOR, SOLO EL CARIÑO H oracio, tu partida nos sacudió a todos como hojas de un solo ár- bol, golpeados por el mismo viento.Unasemanadespuésme pregunto, ¿cómo se mide lo es- pecial que fue una persona? Y respondo,por loespecialquehicistesen- tiralosdemás. •••••••••• Una de mis pri- meras entrevistas importantespara Revista Ellas, fue la que le hice aHoracioValdes para el especial deNavidad, quepublicóendiciembre2014. El mismo día que circuló esa edición, me escribióparaagradecerme, ydepasoalabar mi trabajo. Con el paso del tiempo llegué a entenderelvalordeesegesto,quejamásde- jódeextenderme,hastaparalanotamáspe- queñaque lepublicara. En los años siguientes, conocí a centena- res de personas de todos los caminos y es imposible precisar la cantidad de reportajes que hice. Nunca dejé de sorprenderme que granpartedemisentrevistadosnosedaban por enterados ni muchomenos se tomaban un minuto para reconocer, para bien o para mal, el trabajohecho, unavezpublicado. Horacioteníauntalentomágico,nosolo para la música. Recibir su atención era la alegría inexplicable de sentir los rayos cá- lidosdeunsolgenerosoposarsesobreti,en unmundofríoyaveces indiferente. En diciembre 2019 se alistaba para un conciertoenel reciénremozadoTeatroNa- cional. Mis hermanas y yo invitamos a mi mamá con la promesa de pasar una alegre velada.Unosdíasantes, leescribíaHoracio para pedirle información para un artículo que saldría en el Ellas. Me contóde los pre- parativos y le respondí: “Por fa le mandas un saludo especial a mi mamá”, acompa- ñado de dos emoticones riéndose, porque se lodijemedioenserio,medioenbroma. Me contestó, “Claro que sí. Cómo se lla- ma”,yatónitalepregunté,“EnSERIOlevas a mandar un saludo?”, y me dijo nueva- mente“”Claro”. Estar en un escenario, cantando, tocan- doun instrumentoyconquistandoal públi- corequiereconcentración,peroesanoche, entrecanciones, Horaciosepusoaplaticar con una audiencia entregada por comple- to,ydeprontopreguntópormí.Enpalabras breves, se expresó de una manera tan bo- nita, que me debatí entre pararme a salu- dar o hundirme en la profundidad de mi asiento.Luego, lemandóel saludoamima- má. Ella no podía creerlo, y la verdad, yo tampoco. Qué privilegiados fuimos quienes tuvi- mos ladichadeconocerlo. Las despedidas duelen, y más cuando sonunafracturainesperada.Perocomodi- ríaél, espabilen, pues inclusonavegandoel dolor, qué regalo tan grande nos dejó Ho- racio de poder sonreír entre las lágrimas, recordando su fugaz, pero radiante paso por lavida. TU AUSENCIA SIEMPRE DOLERÁ, PERO TU RECUERDO NOS SACARÁ SONRISAS. IIUSTRACIÓN/ Virna Levin

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