ellas_2021_03_12

8 12.03.2021 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas Y LO DIJO MI PAPÁ LAS COSAS SON COMO SON, PERO AFORTUNADAMENTE HAN IDO CAMBIANDO. SARITA ESSES A l juzgar por el volumen bajo delaconversaciónylascabe- zasquesemecíandeun lado a otro, como péndulos de un reloj, el asunto parecía serio. ¿Será que alguien perdió el trabajo?¿Selevinoabajoelmatrimonio? ¿Seráalgúnescándalo?O,peoraún,¿se- ráqueseenfermó? Agudicé mis oídos, mientras mis ojos permanecían clavados sobre el postre. Sinduda, lasconversacionesmás intere- santesocurrenalrededordeunamesa. Nofueningunadelasanteriores.Elte- maerael inminentenacimientodeloque parecíaser laterceraniñaenunafamilia. A eso se debía el tono compasivo de las personasqueparticipabandel coloquio. Estofuehacedosaños. Lascosashan cambiado un poco desde entonces, y bastante comparado con hace 80 (afor- tunadamente), pero del lugar donde yo vengo, los varones siempre han tenido cierto cachet. No nos culpo. Así han sido las cosas siempre, ycambiarlasesunprocesogra- dual yespinoso. Recuerdomiprimerembarazo.Roga- ba al cielo que fuera niño, para salir de la tareatácitadeperpetuarelnombredela familia. ¡Yo no quería ser el eslabón roto enlacadenageneracional!Locualesiró- nico, porqueel sexodeunbebéni siquie- radependede lamujer. Volviendo a la plática en la mesa, me sorprendí cuandoescuchéami papáde- cir: “¿Cuál esel problemaconquenosea varón?Hoy lasmujeres pueden ser doc- toras, abogadas, pilotos”. Miasombronofueporloqueexpresó, sino porque lo hubiera dicho él, que cre- cióen lamismasociedadpatriarcal don- demeforméyo,multiplicadopor 14. “Wow, papi. ¿En serio piensas eso?”, le pregunté. Y su respuesta abrió mi perspectiva apenas un ojal al entendi- miento. “¡Claro! EnAlepo [Siria, donde secrió mi papá], era una tristeza cuando nacía una niña. Era otra boca para alimentar y una dote que procurar, mientras que los varones trabajaban, producían. Pero ya no existe esa barrera. Hoy las mujeres estudian, pueden tener carreras y des- tacarseen loquequieran”. Mipapánoesalguiendeusarmuchas palabras ni de elaborar largas historias, así que ahí quedó el tema, por más que traté de que lo desarrollara para satis- facermi curiosidad. Él no habla amenu- dodesujuventud,perosiempreencuen- tro fascinantepoder recorrerotracultu- ra, tiempos y vivencias a través de sus infrecuentes relatos. Y me quedé pen- sando. Mi papá resumió la evolución de las mujeresdentrodelasociedadenunaso- la oración. Antes nos quedábamos en la casa, cocinando y cuidando a nuestros hijos.Ahora, podemoshacereso, yapar- te, todo loquequeramos. Aunque quedan conquistas por lo- grar, sin duda, vivimos mejores tiempos que los que nos antecedieron. Solo pue- do imaginar, con entusiasmo, lo que nos depara el futuro. Bienvenida a todas las niñas. El mundo es nuestro. Y no lo dice cualquiera.Me lodijomi papá.

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