ellas_2021_03_12

CASTILLOS EN EL AIRE JULIETA DE DIEGO DE FÁBREGA M uchas veces, ante eventos que nos ocu- rren inesperadamente, pensamos que la ocurrencia es un asunto de casuali- dad. Puede ser, aunquemuchasveces es lacausalidad laquehaobrado. ¡Ojo!Que un par de letras en distinto orden cambian por com- pleto el significado de una palabra. Bien. Yo no soy muy ducha en asuntos de los sitios esos demúsica a los que uno se suscribe, pero conmu- cho trabajo y esfuerzo logré anotarme en uno. Con él tengo compañía mientras hago ejercicios. No crean quelavidamedaparahacermuchoejercicio—opuede ser un asunto de vagancia—, pero ese no es el tema de hoy. Y, cuando trabajo, me hace feliz tener la bullita de fondo. Luego de muchos (y muchos, son muchos) me- ses finalmente entendí como se bajan canciones para escuchar cuando no tengo Internet y también como se arma un playlist . Al momento tengo solo uno y él va como quiere por- que no he aprendido eso de que las canciones suenen en un orden determinado. No que eso me torture es- pecialmente.El casoesquecuandodispongoderatitos por aquí y por allá, me pongo a buscar música y la voy guardando donde sea que sea que el aparato decida enviarla. Claro, yovoypor los caminosdeCaroleKing, Serrat yAlbertoCortezyesecombo.Sonlosqueconozcoyme hacen feliz, porque puedo repetir las letras, no cantar- las, ya saben que eso es imposible para mí, pero re- citarlasme hace feliz. El otro día, estaba yomuy contenta con unmeneíto de Rosario Flores y al ratito me sale ‘Castillos en el aire’. Ya saben eso de “quiso volar igual que las gavio- tas, libre en el aire, por el aire libre y los demás dijeron “¡pobre idiota, no sabe que volar es imposible!”. Aflo- raron tantos sentimientosmientras el cantante seguía con su “y construyó, castillos en el aire a pleno sol, con nubes de algodón, en un lugar, adonde nunca nadie pu- do llegar usando la razón”. Viajé amis últimos años de secundaria, aquellos en que JuanSalvadorGaviotadormía enmimesitade no- cheynopudemenosqueconcluirque los idiotassomos todos aquellos que pretendemos prohibirle a la gente que sueñe y que sueñe con “cosas imposibles” que ra- pidito se vuelven parte de la vida. Yme pareció tan apropiado el tema en estos días en que a uno le queda algo de tiempo para soñar pues no tenemosque invertirdoso treshoraspara llegaral tra- bajo, sino que el trabajo llega a nosotros. Que llegamu- cho, yahorasmuy impertinentes, escierto, pero llegaa nuestra casa. Pensé ¿cómo estaría la cosa ahora si los científicos no hubieran desafiado todos los paradigmas estable- cidos para buscar en tiempo récord una, dos, tres, cin- covacunas que estánayudandoa controlar estadicho- sa pandemia? ¿Yqué habría sido de los niños y jóvenes si los colegios no sehubieranpuesto las pilas para rein- ventarse en cuestión de semanas y asegurarse de que no perdieranun año de sus vidas frente a la pantalla de una televisión? Si van a ver una pantalla, por lo menos que sea una que los eduque, con una profe que canta y baila y se desarma frente a ellos para que entiendan cómo funciona el aparato digestivo. Antetodosestosacontecimientossoloruegoque los incapaces no “se alarmen ni dicten normas” no vaya a ser que fuera contagioso tratar de ser feliz de aquella forma”…y procedan a “condenar (a los soñadores) por su chifladura a convivir de nuevo con la gente, vestidos de cordura. Paradar finasí a lahistoriadel idiota…que quiso volar igual que las gaviotas…, pero eso es impo- sible…, ¿o no?” “ Me pareció tan apropiado el tema en estos días en que a uno le queda algo de tiempo para soñar pues no tenemos que invertir dos o tres horas para llegar al trabajo, sino que el trabajo llega a nosotros. ” DEL DIARIO DE MAMÁ ELLAS ENTRE NOS Envía tus inquietudes y preguntas a: [email protected]

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