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6 12.02.2021 AVISO DE DESALOJO CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas SARITA ESSES E sta es la historia de un próspero ve- cindario. Un primoroso complejo re- sidencial donde habitaban en armo- nía seres de distintas proveniencias, orígenes ymotivaciones. A pesar de eso, lavidaquisoquetodoscoincidie- ranmorandoenelmismolugar. El proyecto le pertenecía a una mujer que cuidabade supropiedadconmuchocelo. Solo alquilaba las viviendas -no las vendía-, aunque losbuenos inquilinoseranbienvenidosa reno- var sucontrato lasvecesquequisieran. Nocualquierapodíavivirallá, y ladueñade- cidíaaquiénrecibíayaquiénno. No es que ella fuera exquisita, lejos de eso. Pero deben saber que este desarrollo era su vida entera y por eso procuraba que los inqui- linos cuidaran sus unidades, fueran respetuo- sos conella, corteses con los demás, siguieran el reglamento, y tuvieran valores que fueran conducentes a mantener el ambiente de bie- nestarqueaspirabaparabeneficiodetodos. Si algo se dañaba, hacía lo posible para re- pararloencuantoantes.Ylasflores,unadesus pasiones, adornaban las áreas comunes y ve- redas. En serio que este era un vecindario pri- moroso. Devezencuandoaparecíaunresidenteque ponía sumúsica a todo volumen, o aquel cuyo perrosecomíalasmatasdelvecino.Peroestas situacioneseranfácilesderesolver, y laseñora Begonia lograba que su residencial mantuvie- rael estándarquebuscaba. Hasta que un día llegó un inquilino nuevo. Atraídoporlascualidadesdeestebelloproyec- to, su intención era quedarse un tiempo, y lue- goverquépasaba. En un principio todo iba bien, y aunque era un ser reservado, parecía haberse adaptado bien a su actual entorno. Pero al cabo de unos meses, empezaron a surgir desavenencias, primero discretas como un goteo, y luego tó- rridascomounmanantial. Un día dejó su carro mal estacionado, ale- gando que estaba apurado. Por las noches se poníaareacomodarmuebles.Sibiensaludaba a todos con cortesía, luego se dieron cuenta queerasoloporhipocresía.Alpocotiempoco- menzó a atrasarse con el pago del alquiler, y encimadetodo, empezóatocarel trombón. La señoraBegoniaestabavacilante; no sa- bíaquéhacer.Sibiennoeralaprimeravezque se enfrentaba a inquilinos molestos, había al- goenesteque ladesarmaba. Con su inacción, los problemas se suscita- ron. Los demás vecinos empezaron a quejar- se, y hubo uno que otro que vio en esta situa- ciónunaseñalpararelajarseensupropiacon- ducta. El vecindario se vio afectado: algunos estaban molestos, otros decepcionados, a al- gunos inclusoselesafectóel sueño,ytodosse amargaron. Lomás asombrosopara la señoraBegonia fue descubrir que este inquilino le había es- tadopagandoconchequessinfondoyquete- nía su espacio destrampado. Ella finalmente reaccionó, lediouna cartadedesalojoy le ce- rró lapuertaensucara. El vecindario, llamado LaMente, volvióaprosperar. En los resquicios de nuestro ser, todos te- nemos –o hemos tenido- un inquilino que no paga alquiler. Se acomoda a sus anchas en nuestro consciencia, tomando todo, y gene- rando caos. Estos peregrinos suelen vestirse de una preocupación, recuerdo, molestia o fantasma. Si lamenteesdondeanidanuestrobienes- tar, abrámosle la puerta solo a aquellos que ingresanparaaportar. A losdemás, adiósyno gracias. El INQUILINO ¿QUÉ HARÍAS TÚ SI TE LLEGA ALGUIEN ASÍ?

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