ellas_2021_02_12

21 12.02.2021 su camino. La corredora disfrutó de algunos algunos tours y paseos típicos de los turistas. Unos días después es- taba en la playa en una sesión de fotos, turísticas, con unos camellos. Luego de unas cuántas tomas Ayenza pidióver las fotosyseencontróconqueaellayhastaal camello le habían cortado la cabeza. Se enojó y le reclamó en voz alta al supuesto fotó- grafo. Fue entonces cuando apareció aquelmuchacho que la saludó días atrás. ¿Qué pasa con esa Mzungu (personadepiel clara)?Preguntóal verla tanalterada. Terminó él por hacerle las fotos. Luego de eso empe- zarona conversar ya caminar juntos, él le obsequióun collar. Johnson Parimbai pertenecía a la tribu Masai. Ayenza no paró de hacerle preguntas sobre sus cos- tumbres y cultura. Más que un interés romántico, te- níacuriosidad.Tantaqueél llegóadecirlequenunca le habían hecho tantas preguntas. Cuando le tocóaél preguntarle cómoha- bía llegado a Kenia, ella recordó todo lo que le había pasado meses antes y respondió: “por la gracia del espíritu santo”. Ayenza creequeal expresarunacreenciaespiritual creó un lazo de confianza con quien se iba a convertir en su novio. Tuvo que regresar a Iten para terminar con sus certificaciones, pero quedaron en volver a verse. A su regreso él la llevó a co- nocer a su familia en la ciudad deAmboseli. Aunque entre los masai no hay demostra- ciones de afecto como abrazarse o tomarse de la mano en público, la comunidad es cá- lida.Sereunenparacomerycomparten.De algunaformaAyenzarecordósuinfanciaen Panamá, en los años 1980, cuando, sin tener que llamar, tenía la confianza para ir a casa de cualquiera de sus amigas y comer allí. Como el cortejo no existe entre los masai, y los ma- trimonios son arreglados, Johnson se esforzó por agradar a Ayenza. Le compró flores y le pidió la mano en la playa. Dice que vio ideas de propuestas en in- ternet, inclusodeunhombrequese tatuóel nombrede su amada pero él tampoco quería llegar tan lejos. Le contó luego a ella en broma. Para Ayenza fue triste regresar a Estados Unidos. Por ahora mantiene su relación a distancia y aunque sabe que hay muchos obstáculos, disfruta de este amor. Como lo muestra su historia, para esta corre- dora hay pocos imposibles. COMO EL CORTEJO NO EXISTE ENTRE LOS MASAI, Y LOS MATRIMONIOS SON ARREGLADOS, JOHNSON SE ESFORZÓ POR AGRADAR A AYENZA LE COMPRÓ FLORES Y LE PIDIO LA MANO EN LA PLAYA.AR. ELLAS.pa Ayenza vistió un atuendo tradicional para celebrar el cumpleaños de Johnson. La historia de la corredora panameña quedó incluida en el museo de St. Patricks.

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