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10 29.01.2021 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas EN LA OFICINA DEL DIRECTOR ¿QUÉ LE PASÓ A TOMÁS? SARITA ESSES N o había que pensar mucho. Cadavezqueunapelotarom- píaunaventana, ungatosalía huyendo o en el colegio ocu- rría una trastada, todos los ojos automáticamente bus- cabanaTomás. Ay, Tomás. Consumiradadesafiantey cabello desordenado, cuerpo flaco y pa- sos arrastrados, no era inusual verlo en- filandohacia laoficinadel director. Cuan- doel celulardesumamásonaba,ylapan- talla alertaba “escuela”, ella solo torcía los ojos, recogía las migas de paciencia que le quedaban y se preguntaba “¿Y ahoraQUÉhabráhechoTomás?”. Empezarunaguerradecomidaalaho- radel almuerzo. Dibujar en el tablero una caricatura inapropiada. Hacercomentariosdisruptivos. Desquiciara losprofesores. Estassonalgunasde las travesurasen el historial de Tomás. Si en las escuelas repartieranpasaportes,eldeélprobable- mente se quedaría sin hojas en blanco, contantosviajesquehacíaa laoficinadel rector para amonestaciones, suspensio- nesycasi expulsiones. Hasta que un día dejó de aparecerse porallá.Alprincipiolosprofesoresylase- cretariadeldirectorpensaronqueTomás estabaenfermoysehabíaquedadoenca- sa; luego acreditaron la quietud en el co- legio a una racha de buena suerte, pero cuando más semanas fueron pasando y aúnnodaba indiciosdemeterseenalgún problema, empezaronapreocuparse. ¿QuéestarátramandoTomás? Perosusnotas, quehastaelmomento habíansido, comomucho,mediocres,po- co a poco fueron mejorando. Rechanfles, estoesalgoquenadieseesperaba. Porsupuesto, loqueempezócomouna ligeracuriosidad se transformóenuna in- cógnita de proporciones épicas: ¿qué fue lo que propició que un joven pícaro, deso- bediente y revoltoso, hiciera este cambio radical? Esto era tema de debate en el salón de profesores. Cuando no llegaron a un con- senso, fueron donde el director a interro- garle. Aunque estaba complacido con el cambioensuestudiante, tampocotenía la respuesta. Elañolectivoyaseibaaterminar,cuan- dosuconsejeroseatrevióapreguntarle. “La otra vez, que escondí los rollos de papel higiénico de los baños, me llevaron denuevoalaoficinadeldirector”,empezó Tomássuexplicación.“Yoestabaaburrido deescucharelmismosermóndesiempre, ymi cabezaestabaenotro lado, cuando la señora Isis [la secretaria] interrumpiópor el intercompara decirle que tenía una lla- mada. Pero el director no la tomó. Le res- pondió a la señora Isis que pidiera que le dejaranelmensaje, porqueestabaenuna reunión importante. La reunión era CON- MIGO.Despuésdetodoloqueyohabíahe- cho, y la cantidad de veces que había es- tado en esa silla, escuchando el mismo sermón, nopodíacreerqueel directorme considerabaimportante, ynocomounca- so perdido. No sé, pero en ese momento algocambió”. No conozco a Tomás, de hecho, ese no es ni siquiera su verdadero nombre. Pero me alegro por él y por los otros Tomases del mundo. A veces solo necesitas que al- guiencreaenti,paratúpoderhacerlomis- mo.

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