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33 18.12.2020 UN DÍA COMO CUALQUIER OTRO JULIETA DE DIEGO DE FÁBREGA C adaquienmanejasuhorarioysucalendario comomejor le parece y nadie tiene que me- terse con eso, digo yo. Cada quien tiene su propio concepto de lo que es tener un día larguísimo, durísimoorelaxy llenodehoras inútiles.Ciertoesque loquees larguísimoparamí pue- de ser lleno de horas inútiles para otro. Hay algunos parámetros aceptados que en térmi- nosgenerales rigen laapreciaciónque lagente tienede estoshorarios. Amíme causamuchagraciacomparar estas apreciaciones. Siendo lo quemásme divierte es- cuchar la lista de razones que cada persona enumera cuando califica su día, su semana, sumes o su vida. Porejemplo, paraalgunos iratrabajary luegopasar por el supermercado es comparable a la intensidad de quienes hacen ejercicio de cinco a ocho de la mañana, luego manejan a Chiriquí para una cita, regresan a la ciudad de Panamá, también manejando, y en la noche tienenenergíapara iral cineyacomer…felices, sinuna gota de cansancio, ni media queja, ni nada. Andan por ahí como si nada. ¿Quién es pues el que determina lo que es un día común y corriente? ¿Quién decide a qué hora es con- veniente acostarse a dormir? Es un asunto complica- do, cierto. Como les dije me entretiene analizar la di- ferencia de criterios en este tema y también el asom- bro que experimentan aquellos que no comprenden cómo y por qué existen personajes que piensan que lo normal esvivirdíasdedieciochohorasdeactividad.Yo digo que San Pedro se los bendiga. Si alguien puede andar como el conejoDuracell por tres cuartas partes del día como si nada, no veo razón para que el universo se los critique. Perome he dado cuenta que lo que ocurre es que los que se cansan temprano y critican a los que siguen an- dandoesporque lestienenunpoquitíndeenvidia.Aun- que a decir verdad, también ocurre lo opuesto: los an- darines a veces quisieran poder quitarse los zapatos a lascincode la tardeydedicarseanohacernada.Esque somos uno inconformes todos. Yla inconformidadesentodos losaspectos.Lasmu- jerescuyomaridotrabajahasta lasnuevede lanoche le reclaman que nunca está suficiente tiempo en la casa pero lasque lorecibena las tresymediaocuatroyno lo ven salir ni el viernes en la tarde ni los sábados para la ofi, se quejan de que lo tienen todo el día jorobando en casa. Las madres de los hijos come libro quisieran verlos sacar la nariz al aire libre aunque fuera los domingos por la tarde pero las que viven con los hijos callejeros preferiríanquelededicaranunoscincominutosaldíaa los estudios y por ahí nos vamos como dice la canción. Claro que se me ocurre que todas estas inconformi- dades se podrían resolver con un poquito demaña pa- ra orientar a los exagerados en un sentido u otro. Yo no tengo una respuesta para este dilema así es que desde mi tremenda frescurame limito a seguir observando a losqueami alrededorvendiscurrirsusdíascomunesy corrientes y contarles a ustedes lo que veo. “ Si alguien puede andar como el conejo Duracell por tres cuartas partes del día como si nada, no veo razón para que el universo se los critique. ” ELLAS ENTRE NOS Envía tus inquietudes y preguntas a: [email protected] DEL DIARIO DE MAMÁ

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