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8 30.10.2020 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas LOS FLAUTISTAS DE LA MEDIANOCHE NOTAS DESAFINADAS Y RISAS ALOCADAS SON DE LO MEJOR QUE ME HA DEJADO LA PANDEMIA. SARITA ESSES A travésdeunapuerta, el pasilloy otra puerta más, escuchaba los alaridos demi hijomayor, deses- perado. “Yaaaaaaa, por favorrrr, cállense”,implorabaconunavoz ahogada,me imaginoqueporsu almohada. Eran las 11:44 p.m. Algunos individuos en mi casa ya estaban listos, si no para dormir, por lomenos para sucumbir a la comodidad de sus camas y flotar hacia el sueño en si- lencioyarmonía. Peroenel cuartodeal lado estábamosGabrielyyo,dándoleconganasa laflautadulce. Lasemanaanterior,elprofesordemúsica desuescuelaleasignóacuartogradoapren- der a interpretar el himno de Israel con ese instrumento. Por video. En esta casa ningu- nodenosotrossomosvirtuososdelamúsica. Creo que no sabemos ni silbar bien. Pero bueno, cuandoel deber llama, unocontesta. Para ser alguien que pasa tanto tiempo jugando con aparatos electrónicos, pensé que la destreza adquirida por Gabriel para manipular los controles del PS4 le serviría paramaniobrarsusdedossobrelosagujeros y dominar las notas en la flauta. Me equivo- qué.Pormásquetrataba,elhimnonoestaba sonando como debía. Era una disfonía que alterabalasensibilidaddemisoídos.Peroca- da vez que le pedía que me pasara la flauta para tratar de enseñarle, me decía que no, porquese la ibaababear. Gabriel es el menor de mis hijos. Tengo desdeelaño2005comprandoflautasaprin- cipiosdel añoescolar, ynunca, jamás, hevis- to ni escuchado a ninguno de ellos tocando pero es que ni Los pollitos. Eso, aunado al recuerdo de que yo formé parte del coro de flautas de laescuelaymepresentéen todas las funciones de fin de año, despertó en mí lasganasdevolveratocar. Así que me apoderé de la flauta y le dije que le compraría otra que no estuviera “ba- beada”. Suavemente me puse a tocar y les digo que loqueme falta en talento, lo repongoen ánimo. ¡Qué felicidad! Por lomenos paramí. Losdemás residentesdemi casanoestaban tan contentos. Hasta la cacatilla comenzó a chillaryrevolotear. En eso vino Cosa 2 a ver cuál era el albo- roto, y me recordé que pocos días después iba a ser su cumpleaños. Le anuncié: “Hijo, este año va a ser diferente. Te cantaremos Happy Birthday con la flauta”. Su respuesta fue: “Jaja, nogracias”.Ysefue. Llegó el domingo en la noche, momento en que comenzó este relato, y en el forcejeo perpetuopara queGabriel se fuera a dormir, me sale con: “Mami, mañana es el cumplea- ños. ¿No que ibas a aprender el Happy Bir- thday ?”. Me lanzó el reto y no lo podía ignorar. Gra- cias a los tutoriales multidisciplinarios de YouTubeencontramosunvideoconel pasoa paso. Lo pusimos en cámara lenta y luego de tansolodoshoraspudedominar las25notas de lacanciónconunmínimodeerrores. A partir de la fecha, tenemos una nueva tradición enmi casa: los Feliz Cumpleaños ya nosecantan; ahorasetocan. (Lededicoestacolumnaconmucho cariñoa lamemoriadel distinguidoprofesor AdolfoPrescott, quiendirigióel corodeflauta enmi queridaAcademiaHebreadePanamá.)

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