ellas_2020_10_16

40 16.10.2020 DETRÁS DEL MOSTRADOR EL CHICLE DETRÁS DELMOSTRADOR por: MARISSA SIU A pesar de venir de una familia asiática, no crecí detrás de unmostrador. Mimamá,MarcelaChungdeSiu,mejor conocidacomoChela,nacióenColónentre cuatro hermanos hombres. Fue a Saint Mary's y luego semudóa laciudady terminó laescuela enMaría Inmaculada. Inmediatamente empezó a tra- bajar en lo que se convirtió en el único lugar donde la- boró el resto de su vida. Yo nací siendo la "sorpresita" después de tres her- manos. Era el chicle demi mamá y lamuñeca con vida demi hermana queme lleva 12 años. Gracias a su inglés impecable, crecí en un hogar bi- lingüe. Gracias a ella, aprendí a cocinar y a coser desde chiquita. En secundaria, estaba sobreentendido de que me iríaaestudiarafuera. Erade lasmás chicasdemi salón y como muchos, ni idea de lo que quería hacer con mi vida, pero era buena con los números. Me decidí por Ingeniería Industrial. Mi mamá me acompañó al que sería mi hogar los siguientes cuatro años: una universidad de 40 mil alumnos (donde no conocía a ninguno) y con inviernos de -10 grados Cel- sius. Seaseguródeque tuviera loquenecesitabayaga- rró su avión de regreso. Mi mamá acababa de dejar su chicle pegado en un pequeño pueblo en la mitad de la nada a más de 6 mil kms de ella. Me dejó con una cuenta de banco con su- ficiente para sobrevivir el semestre y una tarjeta de crédito sólo para emergencias. Tuve que aprender amanejar ese dinero. El primer añomequedécorta. Peromentiraque ibaadecirleami mamá. Conseguí un trabajo en la librería y resolví. Cuando vi que podía estudiar y tener un dinerito extra para lo que quisiera sin tener que pedírselo, seguí tra- bajando y estudiando. Megraduéy seguí el sueñoamericanodequedarme trabajando allá. Nos seguíamos comunicando casi a diario. Ella estaba acostumbrada a escribir cartas con su letra palmer. Y así mismo escribía por ICQ (¿Se acuerdan del sonidito y la florecita verde?) mensajes largos que siempre terminaban con “Love, mom”. Un día sonó mi teléf ono y er a ella. Sabía que alg o había pasa do . N o er a normal que me llamar a. Me dijo que tenía cánc er. L e daban 6 meses de vida. Las estrellas se alinearon yme dieron una oferta de trabajo en Panamá. Empaque maletas. Este chicle re- gresaba a su lugar. Mimamá aceptó sudestino.Me dijo que había cum- plidosumisión.Yatodossushijosestábamosgrandesy había logrado educarnos a su mejor alcance. Durante sus últimos 6 meses, nunca la vi triste. Siguió yendo a suoficina.Queríadejarletodoenordenasureemplazo. Así de organizada era. Siguió activa hasta que su cuer- po se lo permitiera. Aún así después de haberse ido, me dejó la opor- tunidad de hacer una maestría. Sí, estaba por escrito que loquemehabíadejado, eraparaestudios.Me lancé con lo queme había dejado ymis ahorros aNicaragua. No sólo salí con un diploma y amistades, adquirí el co- nocimientodequepodía lograr loquemepropusiera si tenía las ganas y la disciplina. Yahanpasado 15años yhastael díadehoypiensoen qué diría si entrara a mi local y viera el chicle que dejó pegado detrás del mostrador. ELLAS ESPECIAL ROSA Envía tus inquietudes y preguntas a: [email protected]

RkJQdWJsaXNoZXIy Nzk3OTIx