Ellas_20200626

17 26.06.2020 ELLAS.pa pasar las páginas de un libro impreso y el deleite de perderse entre sus hojas no se puede comparar ni a la páginaweb más bella del mundo. ¿Cómo será presentado el libro? ¿Dónde estará a la venta? Esa fuemi mayor desilusión, pero una que transformé en una lección de vida. Lo primero que pensé cuando se detectó el coronavirus enPanamá y se anuncia- ron lasmedidas paramitigar los conta- gios, fue: ‘¿Qué va a pasar con la Feria del Libro?’. Faltaban cincomeses, ymi es- fuerzo estaba enfocado en lameta final, que era presentar el libro ahí. Soñaba con interactuar con lectores, fir- mar ejemplares, y todo ese brillo y es- carcha. Tenía un acuerdo verbal con un importante grupo editorial de Panamá, a quien le llegué a entregar el material. Pero con la cuarentena, el cierre de la ac- tividad comercial y la nueva realidad, las circunstancias cambiaron. Aunqueme dijeron que sí iban a publicar el libro -eventualmente- fueronmuy enfáticos en que había que esperar a ver qué pa- saba. Decidí empujarmi proyecto yo misma. Nos guste o no, esta es la reali- dad que nos ha tocado. Resistirse no va a cambiarla. Ya le había invertidomucho tiempo, ilusión y recursos ami sueño. Nadie iba a impulsarlo conmás destre- za, entusiasmo y cariño que yo. Ahora estoy trabajando conEl Hombre de laMancha, que distribuirá el libro en sus sucursales, y también estará en las principales farmacias y supermercados, al igual que en plataformas digitales. Volvamos atrás ¿Por qué Café con Teclas? Cuéntanos la historia del nombre de la columna Cuando iba a registrar el blog le di muchas vueltas al nombre, hasta que se me ocurrió este. Me gustó de una vez, porque sentí que transmitía la calidez de sentarte a platicar en confianza con una amiga, con un aromático café en lama- no. ¿Cuáles han sido, hasta elmomento, los escritos quemás gustaron? Es una incógnita. Aveces escribo de al- go que pienso que pasará sin pena ni gra- cia, yme sorprende la respuesta. La co- lumna Nuestro triunfo enSochi tuvo más de 800 compartidas enFacebook, lo cual me pareció extraordinario, conside- rando que en verdad perdimos ese -y los demás partidos- delMundial de fútbol, entoncesme doy cuenta que importa no el tema, sino el sentimiento con que uno es- cribe. Apesar de que yo escribo en un la- do, y las personas leen en otro, es posible transmitirlo y conectar con un teclado. Una pregunta difícil: ¿Cuál es tu co- lumna favorita? Todas son un pedazo del tejido del que está hechomi vida. No pudiera decirte cuál esmi favorita, pero admito que hay algunas que hoy nome gusta leer. Me re- cuerdan lo vulnerable o diferente que al- guna vez fui, lo cual no esmalo, porqueme hace apreciar cómo he crecido. ¿Cuál es tu clave para conectar con las personas en tus escritos? La sinceridad. Hasta paramí ha sido una sorpresa leer los comentarios de per- sonas queme dicen: ‘Pensaba que yo era la única a quien le pasaba x o z cosa’. No pretendomostrar una vida perfecta, por- que nadie, sin importar quién sea, la tiene. Nome da pena reconocer queme ha to- cado corretear amis hijos con chancleta enmano o que he tomado decisionesme- nos que acertadas. La vida es una carrera de obstáculos que hay que sortear con hu- mor y gracia. ¿Hay alguna columna que empezaste y no pudiste terminar? Tengo varias. No, porque no quería terminarlas, sino porque la idea debía madurar o debía esperar un desenlace. Así que las dejo a un lado, hasta que les llegue sumomento. La vida es unmisterio por resolver, así que al escribir de las co- sas que nos pasan y sentimos, vamos hur- gando en nuestros espaciosmás ocultos. Aveces quiero decir algo, pero no sé qué, hasta que de prontome sucede algo y di- go: "¡Ahhhh, era esto!". Me he conocido más escribiendo esta columna, quemi- rándome en el espejo. Háblanos de experiencias con los lec- tores, alguna anécdota de esas que animan a seguir escribiendo. Me ha pasado que estoy en un lugar y seme acerca alguien con timidez a co- mentarme alguno demis escritos, sin sa- ber cuánto agradezco que haya tenido el valor de venir a decirme esas palabras. Hace unosmesesmis hermanas y yo in- vitamos ami mamá al concierto deHora- cioValdés en el TeatroNacional, cuando se terminó, se nos acercó una desconoci- da, dijo que le encanta la columna yme pi- dió tomarse una foto conmigo. Mi mamá quedó creyendo, jaja... PERFIL: Sarita Esses es columnista de la revista ‘Ellas’ donde comparte las historias de su blog Café con Teclas. Nació en Japón en 1974 y a los tres años se radicó junto a su familia en Panamá. Creció en el seno de una comunidad judía conservadora y es lamamá de cinco varones. Estudió Comunicación Social en la Universidad SantaMaría la Antigua. Ha sido editora de los especiales de ‘Ellas’.

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