Ellas_20200605

12 5.06.2020 CAFÉ CON TECLAS ELLAS.pa [email protected] @cafeconteclas NUESTRO BABEL ¿POR QUÉ NO PODEMOS ENTENDERNOS? SARITA ESSES D evezencuandoencontréuna que otra noticia brillando co- mounamonedade25centa- vos en el fondo de la alcanta- rilla.Peroporlodemás,lasin- formaciones en redes socia- les de esta última semana han sido cloa- cas donde corren y se desbordan, como aguasucia,lossentimientosmásoscuros delossereshumanos. El asesinato de George Floydme con- mocionó. Empecéaverel videosinsaber queestabaporpresenciarlosúltimosmi- nutos de vida de un ser humano desar- mado, sometido e indefenso, clamando porairey llamandoasumamá. Verel im- pávido rostro de su verdugo –nada me- nosqueunpolicía-,mehizovislumbrarel caosquedescenderíasobreEstadosUni- dos.Nomeequivoqué. Soy una persona opti- mista y trato de exprimir algo bueno de cualquier situación, aunque sea co- mo sacarle una gota a un limón seco. Pero el panorama que se extiende ante mis ojos es desalentador. Veo intoleran- cia, rabia, odioyoportunismomezclados en un caldero donde hierve una pútrida receta. Recuerdo hace unos meses, estaba buscando una película en Netflix e iba a poner TheHelp .Gabriel,mi hijodenueve años,mepreguntó sobrequé trataba. Le respondí que eran las historias de muje- res de raza negra, sirvientas de señoras de raza blanca. “¿Cómo así?”, quiso sa- ber.Lehabléunpocosobrelaesclavitudy lasegregaciónracialposterior.Mihijome mirócomosi yofueradeotroplaneta, sin entender el razonamiento de lo que le acababadecontar. “¿Losnegroseranes- clavosde losblancos?”, preguntó.Medio vergüenzacontestarlequesí. Lo que para mí es un infame capítulo de la historia, para mi inocente hijo fue motivo de perplejidad. Así compruebo que nacemos buenos, pero sociedades condireccionalesrotasnoslanzanalacu- neta. Eso es lo que me duele, mucho, de la realidad que vivimos. Me pregunto si so- mosnosotrosquienesconstruimosnues- trasociedad, osi es lasociedadquiennos amoldaanosotros. Tal vezesunamezcla deambascosas. Aunqueusualmenteesunejerciciofú- til ybastante tóxico,megusta leer los co- mentarios en redes sociales, no para su- frir,sinoparatomarleelpul- soalasemocionesypensa- mientos de los otros pasa- jeros en esta travesía hu- mana. Me he percatado de- que vivimos en una especie de Torre de Babel, donde cada uno habla, razona y clama en lengua extranjera para los de- más. Simplemente no hay un consenso y nonosentendemos. Hace unos días un amigo me dijo que ser humanos no es motivo de orgullo. Si vivimoscomomuchos loestánhaciendo, definitivamente no. Pero es nuestro de- ber distinguirnos de los animales. Si no, ¿cuál esel objetivode lavida? Laviolenciay sus ramificacionesnun- ca son la respuesta. Es imposible romper las cadenas que inmovilizan la libertad y justicia con una motosierra, sin infligirle dañosmayoresyperpetuosasumédula.

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